Tengo el placer de invitarlos, queridos amigos y lectores de este blog, a la presentacion del poemario titulado ...de la fiebre digresiva, de la autoria de un servidor, Antonio Leon, con Prologo de la escritora Elizabeth Sobarzo.
El evento se llevara a cabo el proximo sabado 08 de julio , a las 7:30 p.m. en la galeria de la ciudad, ubicada en las instalaciones del centro civico, social y cultural Riviera del Pacifico.
La lectura contara con comentarios de Ana Maria Gomez, musica de Makar Huerta y Karlita Liz.
Asiste y diviertete, despues del la lectura, probable fuga espontanea hacia algun lugar con cerveza y musica.

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Nombrar cada una de las combinaciones

en que organizo la mierda de mi casa, pedir perdon

y hablar otra vez

en auxilio de las formas no personalizadas del verbo.

Querer ir al bar que estar al lado del mar.

Habitas el efimero en que voy adulto,

me buscas en la madrugada en que todo fracasa;

en el momento exacto de lagrimas arrepentidas,

estacionas tu misericordia

en el area de mis impresiciones,

donde vivo el trueque

de lo absurdo por lo cotidiano.

Quiero mamar,

descarapelar

paredones

de cielo inmediato,

dragar

rios enteros

en gargaras portentosas;

fomentar

con agria lengua:

renacimiento

y exceso.

Hacia atras, pleitos intimos,

arrullos truncos

en automoviles de oxidada caricia.

Yo escribo mi austeridad,

-ahora huyo-

desaforada carrera

a la inversa de un texto lluvioso.

Intento

Tras un par de dias bajo el chorro de agua de la regadera, no logro convertir sus, ahora arrugadas, extremidades inferiores, en cola de sirena, por lo que tuvo que desistir en su idea inicial de ir al mar.

Me responsabilizo, a plenitud,

sobre pelos y mugre

que han caido

al caldero de mis poemas;

pues la voz que lame no cesa,

solo llora

y se hace pendeja.

Me responsabilizo, a conciencia,

del ejercito de miedos;

prisioneros a la entrada

de mi garganta,

peones que elevan paredes

sobre las colmenas de lo diurno.

indefinicion.

Salgo de mi casa y olvido mi cara en el espejo. Camino todo el dia, ignorante de ello, nadie me dice nada al respecto, a nadie le afecta tanta indefinicion, esta hoja blanca que porto en lugar del rostro.

Los demas van preocupados por sus verrugas, canas, lunares indeseados e impurezas de cutis; asi que nadie se ocupa en observarme, nadie me mira.

Pero no es asi, todos murmuran, y el sonido parloteante crece como un sunami de ruido, entonces no hay duda: ellos conspiran contra mi.

Y nadie menciona el olvido, hacen parecer que no lo han advertido, tampoco yo, finalmente, que al mirarme al espejo recupero la cara perdida.