Llevo la jungla airada, y el tintero,
ábaco de letras hipertensas que vagan en la omnisciencia,
no es mi secreto el ansia, se percatan ciego y distraído,
es tu asta el polo de saña

elevado a la décima, pico morisco.

Adore el alud de piedra, la ponzoña y tu cara,
volutas de humo turístico, vacación de mar,
todo lo tiene tu historia,

faltan solo dos caricias
para que cierre el circulo,
si me afano en los giros
es cortesía de dias solos.

a River Phoenix.

Mancha el satin de venas enhiestas,

es la noche de mi carretera, vive el parpado grandilocuente,

serpentea por la arena

el grafitti que hundi a dedo - cicatriz-

y es entonces cuando merodeo en mi mismo,

asustando a los fantasmas en mi propio eje.

Que me busquen en lo inmaculado,

hermoso en mi depresion.

Escribiré un cuento otra vez, Ana querida,
que hable de los costos de la comunicación,
que tenga alas en las cuerdas del lujo y de la confianza,
y sirva para armar al ogro
que se derriba mil, en las ventanas.

Dejaré a medias el final, hermana,
igual que el resto de las cosas de mi mano,

el respeto se otorga a lo hermoso, no a lo conveniente,
nuestros sueños no se atoran del culo, ni de los pies,
ellos vibran boca arriba
como las piedras que nos conocen.

Yo no puedo amar como los que compran caballos,

pues mi quijada indeleble

se exaspera ante los mares de espliego

en que se cabrean

las lenguas con que escribo una carta:

Eres tu, mi amor

quien no atestigua,

cuando giro esta siembra inutil

que, de lejos,

asemeja todos los paramos tejidos de prisiones

adherentes a tu estela.

Fui tu señor de pies azules
como el lomo del río,
fluí en hervores matinales
y telón de fiebre escrita,
cascada irregular hasta tu casa
donde rasé la copa
teñida de huesos y carne.

No puedo relatar las acciones en pasado,

el avion es casa al fondo de aquella postal

y mis pieles se han traspapelado,

pasividad del archivo muerto

al servicio de estas manos, que se desvelan siempre.

Del ayer al mate de mis fotos, heroina,

la madre del polvo que cuajo en mi olvido,

la tia del abismo,

nodriza canaria que asevera que lo bonito es bonito,

en las tardes rojas de mi cuero,

pendulo que indica etapa,

modo nocturno en que me trepo a llorar.

No me protejas,

ahora quiero adolescer

con puntas rayanas de amaneceres-promesa.